Las imágenes son capturas de la película de animación homónima de 1954

Una lectura de “Rebelión en la Granja” desde la Psicología Social

César Astudillo
10 min readMay 8, 2021

Allá por 2010, en el Grado de Psicología de la UOC, me pusieron de trabajo leer “Rebelión en la Granja” de George Orwell e interpretarlo a la luz de las distintas teorías sobre conformidad e innovación social.

Me resultó pasmoso cómo la obra de Orwell funciona como un auténtico reloj suizo teórico y refleja muchos de los modelos de este campo con pasmosa precisión. Y recientemente, con mi creciente implicación en procesos de diseño estratégico con sensibilidad sistémica y donde la capacidad de cambio organizacional es clave, lo he encontrado crecientemente relevante:

En este trabajo nos proponemos estudiar los fenómenos propuestos a través de una sucesión de fases divididas en “regímenes” (situaciones sociales relativamente estables) y separadas por “transiciones” (periodos de cambio). En cada una de estas fases pretendemos tratar las cuestiones planteadas en el enunciado.

Primer Régimen: Monarquía absoluta humana

Las normas dominantes, vigentes desde tiempo inmemorial, se pueden resumir en:

  • Los animales domésticos deben obedecer al hombre.
  • El hombre alimenta a los animales domésticos lo imprescindible para trabajar.
  • Los animales inútiles son sacrificados.

Obsérvese que estas normas están tan profundamente enraizadas en la sociedad que nadie habla de ellas, o por decirlo de otro modo, no existen. No existe tal cosa como una “conciencia de clase” animal, y por tanto los animales no son conscientes de obedecer normas (Marx habría dicho que estaban alienados). La religión de “Monte Azúcar”, administrada por el cuervo Moses, da estabilidad al statu quo del Primer Régimen al embridar los deseos de una vida mejor y evitar su canalización en forma de impulsos de cambio.

Transición A: Fundación, institucionalización, desarrollo y acceso al poder por parte de una minoría animalista opositora al Primer Régimen

El instante fundacional de la minoría nómica animalista es el momento en que el Gran Mayor hace explícitas las normas del Primer Régimen, arriba descritas. Al verbalizarlas, en cierto modo las crea: y al crearlas, hace posible su cuestionamiento y la oposición a las mismas. Tras este momento de “enlightenment”, el Gran Mayor introduce una norma de categorización social y de percepción: “Todo lo que camine sobre dos pies es un enemigo. Lo que ande a cuatro patas o tenga alas, es un amigo”. También introduce un nuevo proyecto social basado en esta categorización: la República Animal, y hace una llamada general a a la consistencia diacrónica y sincrónica. Estos elementos discursivos tienen el efecto de crear un conflicto (“animales oprimidos” versus “humanos explotadores”), con el éxito musical “Bestias de Inglaterra” como vector cultural.

Muerto el Gran Mayor, un grupo de cerdos recoge su testamento político y lo articula en doctrina, que comunican al resto de animales con el resultado de una creciente influencia directa en forma de conversión. En virtud de la categorización social propuesta, los cerdos son percibidos como un endogrupo por el resto de animales, lo que favorece la influencia (teoría de la autocategorización). Siguiendo la teoría de la elaboración del conflicto, el estilo de negociación frente a la mayoría debe ser rígido (mantenimiento del conflicto). Esto hace el proceso de influencia trabajoso en algunos casos, especialmente frente a los más privilegiados. Los humanos ignoran este proceso y no pueden defenderse de él. Un día, por descuido, violan una de las normas del Primer Régimen (alimentar a los animales). Un grupo de animales reacciona expulsando a los humanos de la granja. Durante los disturbios nace una norma espontánea: todos los símbolos del Primer Régimen son destruidos.

Segundo Régimen: Asamblea Animalista

Instauración de nuevas normas: Cambio del nombre de la granja y escritura de los siete mandamientos, resumidos en: Criterios de diferenciación social, proscripción de conductas propias del enemigo, y normas de convivencia (no matar). Izada de bandera y Asamblea General los domingos. Clima de bonanza económica y paz social. Elaboración de una versión simplificada de los Siete Mandamientos, reducidos a una fórmula de categorización social: “¡Cuatro patas sí, dos pies no!”. Las nuevas normas son seguidas por la mayoría mediante un proceso de interiorización: el resto de animales comulga con la ideología porcina.

Transición B: Proceso de endodiferenciación social en el grupo de animales

Se produce la progresiva emergencia de un cuerpo dirigente separado (los cerdos), con gradual ganancia de privilegios. La Granja Animal no olvida que en el contexto más amplio sigue siendo una minoría: se recurre al uso de medios de comunicación (palomas mensajeras) para difundir los valores del Animalismo en las granjas vecinas, consiguiendo exportar el conflicto (brotes de rebelión). La mayoría dirigente en las granjas vecinas reacciona ante esta influencia con denegación (reducción al absurdo), censura (impedir el canto de “Bestias de Inglaterra”) y psicologización (leyendas sobre conductas perversas).

Tras el intento frustrado de invasión humana (Batalla del Establo de las Vacas), se abre un nuevo periodo caracterizado por polarización entre Snowball y Napoleón, y defección de Mollie, fenómenos que amenazan con la ruptura de la consistencia sincrónica. En el terreno normativo se produce la primera de una serie de reformas progresivas que pronostican la transición a un Tercer Régimen: cambio de una democracia asamblearia a una oligarquía plebiscitaria. Squealer comienza su eficaz intervención como fuente de un discurso oficial reconfigurador de la realidad.

Aparece el uso repetitivo por Napoleón, ovejas mediante, de la norma simplificada como eslogan (“Cuatro patas sí, dos pies no”) que se impone a las ideas de Snowball por ser más consistente, exigir menos esfuerzo cognitivo y ser más fácilmente comunicable. También en este periodo tiene lugar la inauguración por parte de Snowball de una utopía tecnológica (el molino) de potenciales características estabilizadoras análogas al caducado mito religioso (Monte Azúcar).

Esta transición culmina de forma brusca con el ejercicio por parte de Napoleón del poder acumulado en forma de un cuerpo represor (los perros, socializados en aislamiento por Napoleón), para expulsar a Snowball de la granja.

Tercer Régimen: Dictadura pseudoanimalista de Napoleón

Napoleón desmantela la Asamblea Animalista e instaura un régimen totalitario, aunque se preocupa de mantener una apariencia de consistencia diacrónica en forma de continuidad con las convenciones del Animalismo (reunión los domingos para izar bandera y cantar “Bestias de Inglaterra”) e incluso prácticas integristas (respetos al cráneo del Gran Mayor).

Transición C: Progresiva desanimalización del Tercer Régimen

Napoleón emprende una serie de reformas graduales para desembarazarse de los símbolos del animalismo, al tiempo que instaura un Estado del terror. Para ello se basa en:

Remodelación discursiva de la realidad: Via Squealer, se instaura un discurso que reconfigura la realidad en varias dimensiones:

Reescritura de la historia: Sucesivos revisionismos de la Batalla del Establo de las Vacas. Snowball pasa de heroico comandante a cobarde, y de cobarde a enemigo directo, mientras que Napoleón pasa de gran ausente a heroico comandante.

Reescritura de las leyes: Progresiva reforma del ordenamiento jurídico para retroadaptarlo a las prácticas de la clase dominante.

Nuevas normas de atribución: Cualquier desgracia debe ser atribuido a Snowball. Cualquier fortuna debe ser atribuida a Napoleón.

Restauración de mitos estabilizadores: Napoleón recicla la idea del molino (utopía tecnológica) como mito estabilizador. Posteriormente se tolera además el regreso de Moses y su mito religioso.

· Instauración de un clima de miedo constante: Represión enérgica de cualquier rebelión interna (asesinato selectivo encubierto de las cabecillas de la rebelión de las gallinas). Ficción de que Snowball, rondador nocturno, causa toda clase de males a la comunidad. Sospecha permanente de que cualquiera puede ser un infiltrado de Snowball. Purgas con juicios orquestados en los que los acusados se autoinculpan de crímenes horrendos antes de ser ejecutados.

La conformidad en el resto de animales ya se produce por sumisión. Tanto Boxer como Clover tendrán sus momentos de disonancia cognitiva, pero los resolverán con conformidad porque los cambios han sido graduales (como en el experimento de Milgram). Además, una perspectiva cercana a la PSP sería afirmar que es la actitud de Boxer la que le predetermina a ser dominado: cuando presencia las purgas, atribuye lo que ve a un defecto propio y se refugia en la conducta familiar de trabajar más. Desde un punto de vista más constructivista, podríamos decir que Boxer y Clover, a pesar de la rebelión, siguen inmersos en la situación de ser caballos de tiro en una granja, y no se puede esperar de ellos que de pronto exhiban la conducta de individuos críticos: nada en la situación les construyó como tales.

La transición aquí narrada se acompaña de una apertura a las granjas circundantes (estilo de negociación flexible, apropiado según la teoría de la elaboración del conflicto porque los cerdos son percibidos por los humanos como un exogrupo), y con una preocupación constante por escenificar una imagen de prosperidad ante el mundo exterior. Tras una equívoca sucesión de alianzas y rupturas, se sufre una sangrienta segunda invasión, rechazada con gran coste. Entretanto, la clase porcina dirigente va adoptando los signos distintivos de la clase humana (manejo de dinero, consumo de alcohol, uso de ropas, uso de látigos, bipedestación, e incluso sustitución de la jubilación por el descuartizamiento de los animales inútiles, a la manera humana).

Finalmente, como remate a este proceso de humanización de la clase dirigente, se acaban suprimiendo los pocos signos animalistas que quedaban: nuevo eslogan “Cuatro patas sí, dos patas mejor”; sustitución de los siete mandamientos por una única nueva norma (“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”), abolición de la palabra “camarada”, supresión de las muestras de respeto al cráneo del Gran Mayor, supresión del asta y la pezuña de la bandera, y por último, restauración del antiguo nombre de la granja: “Granja Manor”. Estos cambios son percibidos muy favorablemente por los humanos de las granjas vecinas, que ya ven a los cerdos de Granja Animal como iguales. En el escenario intergranjas, la minoría porcina ha sido aceptada y asimilada (¿triunfo o derrota? Un triunfo para el napoleonismo, una derrota para el animalismo).

Cuarto Régimen: Monarquía absoluta bípeda

Al término del relato, la norma social en la Granja Manor está exactamente igual que al principio y que en las granjas vecinas:

· Los animales domésticos deben obedecer a X.

· X alimenta a los animales domésticos lo imprescindible para trabajar.

· Los animales inútiles son sacrificados.

donde X es bípedo, posee la escritura, lleva ropas, vive en una casa, duerme en una cama, maneja dinero, bebe alcohol, juega a las cartas y blande un látigo.

La única diferencia con el Primer Régimen aún vigente en las granjas vecinas es que en éstas los bípedos dominantes pertenecen a la especie “homo sapiens”, y en Granja Manor a “sus domesticus”. Una diferencia de matiz, de carácter meramente zoológico y que únicamente podría ser relevante para alguien bien formado en la taxonomía de Linneo. El resto de afectados, Clover entre ellos, han dejado de percibir diferencia alguna.

Desde una perspectiva cognitivista, anclada en la PSP, podríamos decir que Clover no puede ya colocar a humanos y cerdos en categorías distintas, porque sus características han pasado a ser idénticas en su percepción.

Desde una perspectiva construccionista, de mayor poder explicativo, si es la situación la que construye la identidad de los actores, y la situación ha vuelto a ser idéntica en Granja Manor y las granjas vecinas, entonces los términos “cerdo”, “humano” y “bípedo dominante” han pasado a tener el mismo referente y por tanto ser sinónimos. Distinguir entre “cerdos” y “humanos” ya no es posible porque en su unidad de roles, “todos los bípedos dominantes son iguales”, del mismo modo que durante la rebelión, no se podía distinguir entre “aves” y “cuadrúpedos” porque, en su unidad de roles, “todos los animales (animalistas) son iguales”.

Adicionalmente, el poder de la situación para construir a sus actores es amplificado en el contexto de las instituciones totales, y así ocurre en la Granja Manor: en ella se dan las condiciones de una institución total (unicidad de roles y espacios, alcance omnímodo de la situación). Recordemos que en el experimento de la cárcel de Stanford, antes del reparto de papeles entre prisioneros y guardias, era imposible distinguir entre “prisioneros” y “guardias”, pero después de dejar actuar a la situación, estas dos categorías se han convertido en la fuente única de identidad. Es por estas mismas causas que en la granja, antes del discurso de Gran Mayor, era imposible distinguir a los cerdos del resto de animales, y cuando el relato termina, es imposible distinguir a los cerdos de los humanos. Si desde la PSP podríamos decir que ésta es la historia de la “personalidad autoritaria” de Napoleón, desde la PSC podríamos decir que ésta es la historia de cómo “a una granja le toca ser, pase lo que pase, una granja; a un caballo de tiro le toca ser, pase lo que pase, un caballo de tiro; y al que se instala en un palacio le toca ser, pase lo que pase, un tirano”.

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César Astudillo

Actualmente haciendo trabajo de campo etnográfico en Sol 3