Más que móviles, más que ágiles, más que fáciles, más que rentables: diez claves para un mundo postdigital

César Astudillo
16 min readJan 3, 2020

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En septiembre de 2019, la buena gente de Erretres me invitó a hablar en su iniciativa “Future Talks”, una serie de charlas sobre el futuro inscritas en Erretres Open Lab, su plataforma de conocimiento abierto.

Las Future Talks son charlas sin transparencias. Esto me pareció una oportunidad estupenda para probar algo distinto. Me metí en el bazar chino de al lado de casa buscando objetos que se pudieran apilar y sobre los que se pudiera pintar con rotulador de pizarra blanca. Al final encontré unos botes de lápices que me servían para eso: para ir desgranando el discurso en ítems divididos en categorías.

La charla está disponible en vídeo aquí. Joder, me había hecho una chuleta para no olvidarme del significado de los acrónimos tecnológicos que había determinado en los días anteriores como resultado de mi metaanálisis de tendencias, pero… ¡olvidé colocar la chuleta en el suelo! Como consecuencia de eso, cuando Murphy hizo de las suyas y sufrí dos lapsus de memoria, no la tenía a mano y solo mi falta congénita de sentido del ridículo me impidió romper en sollozos allí mismo 😅. ¡Gracias por vuestra paciencia!

En cualquier caso, aquí está el guión:

Hacia un mundo postdigital

La Transformación Digital es… como las dilataciones en las orejas.

Es una propuesta, un relato colectivo… que fue superprovocador y supercool hace unos años, y que ahora, bueno. Pues… muestra signos de agotamiento.

Y yo me alegro, eh.

¿Por qué? Por varias razones:

  • Porque la Transformación Digital no es una estrategia. Es una oleada más de efectividad operacional, como en su día la Calidad Total. Y por sí misma no te va a traer una ventaja competitiva sostenible. La Transformación Digital nunca fue el arma secreta para ganar el partido, era solo uno de los nuevos requisitos para jugar.
  • Porque por más que sus gurús te digan que es una paella con muchos ingredientes (no solo tecnología, también estrategia y cultura), no es paella. Es tecnología con cosas. Se nota en que en el equilibrio de poder, en el debate sobre el rumbo futuro de la organización, la transformación digital otorga a los responsables de tecnología un liderazgo casi único. La tecnología trae lo que trae, y si el resto lidera algo, es el cómo adaptarse. Y eso no puede ser sano.
  • Y también… porque ahora que se están viendo las primeras consecuencias sistémicas de que los gigantes digitales detenten el poder económico… pues que no parece que nos estén dando un mundo mejor. Como que ya no son tan role models como pensábamos hace unos años ¿no os parece?

Así que, ¡la Transformación Digital ha muerto, viva la Transformación Digital, y vamos a por la next big thing! ¿no?

Claro, pero ¿cuál es esa next big thing? ¿Cómo es el mundo, digamos… postdigital?

Yo no os lo voy a decir. No lo sé.

Esta caja negra no es un sagrario del que el sacerdote va a sacar el siguiente pan que vamos a comer todos. Es… como una nevera en la que hay algunos ingredientes que vamos a repasar, y con los que se pueden hacer muchas recetas.

Y esos ingredientes, como en toda buena pirámide alimentaria, pertenecen a varios grupos y los vamos a ir viendo uno a uno.

¿Estáis listos?

Más que móviles: Nuevas tecnologías

El primer grupo de nuevos ingredientes pretende dar algunas respuestas a una pregunta muy obvia, ¿no?

Esa pregunta es: “¿Qué nuevos desarrollos tecnológicos van a ser aprovechados por las nuevas generaciones de productos y servicios?”

Porque una vez que las tecnologías social, móvil, analítica de datos, cloud, están incorporadas a la nueva normalidad, van a ser otras tecnologías las que tienen posibilidad de introducir novedades. Y a ese grupo de vectores de cambio lo voy a llamar “más que móviles”.

En primer lugar, en ese grupo, tendríamos que hablar de los seis sospechosos habituales, las otras tecnologías digitales que están muy calentitas ahora: Computación Cuántica, inteligencia Artificial, Realidad Virtual (y Aumentada, y Mixta), Blochckain, y CiberSeguridad. Nos queda un acrónimo que es CARBS.

Sobre ellas, sus aplicaciones, y su importancia en los negocios futuros… no voy a decir nada que no se diga en cuatro mil sitios. Solo quiero hacer una observación: ninguna tecnología es neutra; y estas, menos. Cada una de estas es un caballo de Troya digital, y dentro hay un programa implícito para la humanidad. La Computación Cuántica y la Inteligencia Artificial son posthumanistas; las Realidades mixtas amplían el alcance del gran panóptico de control que se creó con las redes sociales digitales; la Blockchain es anarcocapitalista; y bueno, la ciberseguridad… heh, es de bombero pirómano. Así que me vais a perdonar si tengo sentimientos encontrados con ellas. Sobre todo porque se mueven a la velocidad del software, y su desarrollo puede ser impresionantemente rápido, más rápido que nuestra capacidad para detectar sus consecuencias no deseadas y ver cómo gestionarlas.

En segundo lugar, vamos a poner las tecnologías híbridas, las que están más a caballo entre tecnologías físicas y digitales: hablamos de la Internet of Things, vehículos Autónomos, Robótica, Drones y Fabricación Aditiva (impresión 3D y otras variantes). Me sale otro acrónimo, vamos a llamarlo TARDA. Es una tecnología que… tarda un poco más en imponerse de lo que se ha pronosticado, porque son tecnologías más dependientes de activos materiales, y por tanto pierden esa velocidad tan impresionante que tienen las tecnologías puramente digitales cuando solo dependen de sí mismas.

Pero no siempre que hablamos de tecnología tenemos que hablar de tecnologías de la información: en tercer lugar podemos poner un grupo de tecnologías megaimportante que podría realmente transformarlo todo de formas que ahora mismo nos cuesta imaginar, y son los nuevos desarrollos en tecnologías de la vida. Estamos hablando por supuesto de tecnología Médica, tanto en lucha contra enfermedades somáticas como mentales; pero también de lucha contra el Envejecimiento; de las múltiples aplicaciones no necesariamente médicas de la Genómica; y de las nuevas tecnologias Alimentarias. MEGA importante, como veis.

Y para cerrar este abundante ramillete de nuevas tecnologías, parece prácticamente inevitable que cobren mucha importancia en los próximos años las tecnologías relacionadas con disminuir y reparar el daño que le estamos haciendo a nuestro planeta antes de que las consecuencias sean catastróficas.

Estamos hablando por supuesto de Energías limpias,

pero también de las tecnologías específicas de la Economía Circular, como depuración del agua y el aire, tratamiento y valorización de residuos, reciclaje, conservación de energía…

…e incluso de la Geoingeniería, como la gestión de la radiación solar o la retirada de CO2 de la atmósfera. Porque nuestra especie es como un paciente hipertenso incapaz de cambiar sus hábitos, que a lo mejor no tiene más remedio que arreglárselo con pastillas… pues la geoingeniería viene a ser algo así, la forma menos deseable pero posiblemente inevitable de contener y remediar las peores consecuencias de la ruptura climática.

En fin: que después de la transformación digital es posible que tengamos que ser más que móviles: y familiarizarnos con toda una nueva cohorte de tecnologías digitales, tecnologías híbridas, tecnologías de la vida, y tecnologías medioambientales, que pueden alterar radicalmente el espacio de posibilidades sobre cómo pueden ser los negocios futuros.

Y sobre esto me gustaría hacer una reflexión.

Y es que no debemos cometer el error de pensar que hay tecnologías que afectan a nuestro sector, y tecnologías que no le afectan.

Porque uno de natural tiende a pensar que las tecnologías digitales e híbridas han demostrado cierto poder de penetración en todos los sectores, mientras que las tecnologías de la vida o las medioambientales, pues… seguirán confinadas en los sectores que específicamente trabajan con ellas.

Y no tiene por qué ser así.

Es posible que estas dos tecnologías muestren en el futuro una capacidad de penetración parecida, y que ya sea de forma directa, o de forma indirecta a través de los cambios sociales que pueden provocar, acaben transformando nuestra cadena de valor de forma que nos obligue a hacer cambios importantes en nuestros negocios.

Al fin y al cabo, si en 1991, cuando Nirvana sacó Nevermind, le hubieras dicho a un directivo de la industria discográfica que Internet iba a transformar radicalmente la distribución musical, te habría dicho: no, hombre, yo estoy en el negocio de los discos, no en el de las tecnologías de la información.

Pues quién te dice que con las tecnologías de la vida y las del medioambiente no va a pasar igual, ¿no?

…Ay, qué ganas tenía yo de dejar de hablar de tecnología. Porque no era de lo que más me apetecía hablar, la verdad.

Vamos a ver qué segundo grupo de ingredientes tenemos en la nevera de la cocina postdigital.

Más que ágiles: Nuevas formas de trabajar

Este segundo grupo intenta contestar a la pregunta: ¿Qué nuevas formas de trabajar pueden imponerse en una era postdigital? Porque la Transformación Digital trajo consigo el paradigma de lo ágil (con sus sprints y con sus squads y con sus scrums y todo eso), pero los tiempos postdigitales van a exigir ir más allá. Así que a esta categoría de nuevas formas de trabajar la voy a llamar “más que ágiles”. Y ahi vamos a hablar de tres cosas:

En primer lugar, sin duda ninguna, tenemos que hablar de diversidad y de inclusión. La sociedad cada vez tiene más claro que si los gigantes digitales no están dejando el mundo mucho mejor de lo que se lo encontraron, probablemente eso tenga mucho que ver con la desoladora homogeneidad cultural de sus equipos. El mundo es diverso en género, en edad, en culturas, en capacidades, y las soluciones para los problemas del mundo no las van a traer equipos clónicos de gente que no ha fregao en su vida y que no ha cuidado a una persona dependiente en su vida y que en su vida ha sido parada por la calle por la policía solo por su aspecto.

Se ha demostrado varias veces y por varios medios que los equipos diversos rinden mejor que los equipos homogéneos, que tienen mucha mejor capacidad para innovar. Pero para lograr eso no basta con que en los equipos haya diversidad, también debe haber inclusión. O dicho de otra manera, tienes que conseguir no solo que haya gente diversa en tu equipo, sino que esa gente se sienta totalmente bienvenida, perteneciente, y tenida en cuenta en el equipo, y que para conseguirlo no necesiten más que ser ellas mismas.

Una asignatura pendiente de la máxima importancia. Porque no os sorprenda si el siguiente gran avance que nos traiga la era postdigital, nos lo trae un equipo diverso e inclusivo.

En segundo lugar, es tiempo de que nos replanteemos todo ese tema de las oficinas en plan “great place to work” tan acogedoras como tu casa o más, donde tienes kombucha y aguacates gratis y te dejan pasearte en pijama y zapatillas porque te vas a pasar toda tu maldita vida institucionalizao dentro. La gente de la sociedad del conocimiento necesita tener una vida fuera de la oficina, pero además, necesita poder trabajar desde fuera de la oficina siempre que eso tenga sentido. Y para eso tenemos que mejorar nuestras herramientas de trabajo colaborativo, pero también nuestras maneras y nuestros hábitos, porque el mundo lo mejora la gente que está en contacto con el mundo, y no la gente que se encierra en esas granjas-fábrica donde a la gente con talento se la trata como si fueran gallinas. A este ingrediente lo voy a llamar OOTO, “out of the office”.

Y en tercer lugar, otro de los ingredientes de nuevas formas de trabajo que podrían formar parte de las recetas postdigitales es la evolución de las plataformas a comunes. O dicho de otro modo, que lo que ahora mismo ocurre en AirBnB o un Uber o una App Store, o qué diablos, lo que ahora mismo ocurre en un banco… deje de ocurrir en un jardín cerrado operado por una empresa, y pase a ocurrir en un ecosistema abierto que sea de todos y no sea de nadie. Es algo que ya ha ocurrido en el caso de las tecnologías de infraestructura de Internet, que ya ha ocurrido con los sistemas operativos, y que no tiene por qué no ocurrir con las plataformas. No tiene demasiado sentido que los ecosistemas tengan dueño, y la tecnología actual lo permite. Si dicen que todo lo que la tecnología permite acaba ocurriendo, ¿por qué no va a ocurrir esto?

En fin, que es tiempo de que nos quitemos el determinismo tecnológico de encima. Que no hay una jerarquía o una secuencia por la cual los grandes cambios se originan en una nueva tecnología y las formas de trabajar se adaptan para poder aprovecharla. Que a veces la sociedad encuentra una forma distinta de hacer las cosas y luego se dota de las tecnologías que necesita para hacerlo de forma más eficiente. El cambio no tiene por qué venir de aquí abajo, puede venir de esta fila también. Con los ingredientes que os acabo de sugerir y también con muchos otros, seguro.

Más que fáciles: nuevas propuestas de valor

Hemos hablado de tecnologías (más que móviles) y de nuevas formas de trabajar (más que ágiles), pues en la construcción de esta pirámide vamos a poner otro piso que intenta responder a la pregunta “¿qué nuevas propuestas de valor van a hacer que los nuevos productos y servicios sean adoptados por las personas?” Porque reinventar un sector pasa por que tus clientes prefieran tu solución. Y sin una propuesta de valor superior, ¿qué motivo van a tener para preferirte?

Si hay un elemento de propuesta de valor que ha dominado la actual generación de servicios digitales, es la facilidad. La comodidad, la inmediatez. La eliminación de las fricciones para disfrutar un servicio, la gratificación instantánea, la búsqueda y destrucción sistemática de los famosos “pain points” en la vida de la gente.

Los servicios digitales nos han permitido decir adiós a esas cosas superfluas e improductivas como caminar, preparar la comida, o quedar con gente nada más que para saber qué tal les va, cosas que nos llevaban un montón de tiempo… y han liberado ese tiempo para que podamos emplearlo a fondo en cultivar las dos cosas que importan, que son posturear y estresarnos.

Pues qué panorama ¿no?

Así que los nuevos sistemas producto/servicio de la economía postdigital tienen que ser, voy a ponerlo así… más que fáciles.

Y ahí os quiero proponer dos ingredientes.

El primero es pasar de la lógica de la facilidad, de la eliminación de fricción, a la lógica del desarrollo personal. El desarrollo personal a través de la educación a lo largo de toda la vida, y a través de las prácticas. Ariel Guerzensvaig, un profe de diseño de Elisava, me descubrió el concepto antropológico de práctica, y estoy convencido de que una de las cosas que nos van a salvar de nuestros peores futuros es el desarrollo humano a través de prácticas.

¿Qué es una práctica? Es una actividad humana que crea comunidad a su alrededor, una comunidad que se reúne en torno a la búsqueda de la excelencia en esa práctica, y en la que esa búsqueda de la excelencia genera sentido y desarrollo humano.

El trabajo remunerado, cuando es un buen trabajo, es práctica. Pero práctica no es necesariamente trabajo remunerado. Tú puedes quedarte sin trabajo remunerado, y en el supuesto de que tengas la subsistencia resuelta, lo siguiente que vas a necesitar para no caer en la anomia y la depresión es una práctica. Porque una práctica no necesita ser extractiva ni productiva para generar comunidad y desarrollo humano. ¡Es maravilloso! Las artes y los deportes son ejemplos muy buenos de prácticas.

Un ejemplo muy bueno es el contraste entre las estrategias de innovación de Gibson y Fender, los principales fabricantes de guitarras eléctricas. Gibson se fue a la facilidad: entre otras cosas hizo una guitarra robotizada que se afinaba sola. Fender se fue al desarrollo humano: comprobó que la mitad de sus guitarras las compraba gente que nunca había tocado, y que el diez por ciento de ellos perseverarían y se convertirían en guitarristas toda su vida. Aunque nunca cobraran por ello. Así que reforzaron su plataforma de cursos online Fender Play. Ahora a Fender le va estupendamente, y Gibson quebró el año pasado.

El segundo ingrediente es acometer de una vez la transparencia y el control. Es por fin el momento. Las compañías y gobiernos gastan presupuestos ingentes en saber todo de los clientes y ciudadanos, y mientras, los clientes saben muy poco de las compañías, y nada que importe. Hay que darle la vuelta a esa situación. Implementar mecanismos de transparencia radical, trazabilidad, rendición de cuentas, a lo largo de toda la cadena de valor, y al mismo tiempo dar a los clientes el control total sobre sus datos. Pero no el control en plan que te puedas negar a que se usen tus datos en el momento en que te los piden, sino en plan que puedas saber exhaustivamente qué organizaciones están usando tus datos y para qué, y que con un solo clic puedas quitárselos sin importar cómo los adquirió. Parece complicado pero cosas más complicadas se han hecho: si las compañías y los gobiernos han podido hacer maravillas vigilándonos y controlándonos, es el tiempo de que eso sea al revés. Es tecnológicamente posible, es justo, y eso sería, de verdad, empoderar al cliente, que eso de empoderar es una palabra que se nos llena la boca con ella pero que la usamos de una manera muy perversa, para designar justo lo contrario.

Ya está bien, hombre.

Yo por la tontería de hacer una pirámide (y porque en el bazar chino no había más cubos de plástico, la verdad) solo os he dado dos posibles ingredientes para nuevas propuestas de valor, pero seguro que hay muchos más, más allá de eso de hacerlo todo más fácil.

Y con una buena propuesta de valor puede empezar todo. Porque como decía Víctor Hugo, “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”, y esa idea, no me voy a cansar de decirlo, no tiene por qué ser una tecnología.

Más que rentables: Nuevos propósitos para las organizaciones

¡Heh! Más que móviles, más que ágiles, más que fáciles… ¿qué ponemos en el ápice de esa pirámide? Pues posibles respuestas a una última pregunta crucial, una pregunta que podría cambiarlo todo: ¿Qué nuevos propósitos pueden ponerse las organizaciones? Quiero decir, además de, o incluso por encima de, el de generar valor para los accionistas.

Os habéis fijado… en que ahora que está de moda decir que la Inteligencia Artificial podría sobrepasar a sus creadores y crear una singularidad, que los algoritmos nos pueden sobrepasar… yo creo que estamos olvidando que entre los siglos dieciocho y diecinueve ya se creó el algoritmo más transformador que se ha creado nunca, en mi opinión.

Un algoritmo que se llama… Sociedad Anónima.

Un algoritmo que está implementado sobre un hardware que mezcla personas y máquinas y que nos ha traído muchísima prosperidad, muchísimo progreso. Y que cuando ha estado fuera de control, ha ocasionado muchos desastres. Y que ahora podría estar cerca de causar el desastre definitivo: la ruptura de la capacidad del planeta para sostener la vida humana.

Y eso por culpa de un bug en el algoritmo: un bug que en el entorno en que se creó pasó inadvertido. Porque es un bug que hace que la Sociedad Anónima solo funcione bien en un ecosistema abierto con recursos ilimitados y en el que se puedan dejar de lado las externalidades.

Ahora sabemos que nuestro entorno no es así. Que estamos metidos en un ecosistema cerrado, como un acuario, y que si nos hacemos caca en el agua, esa caca nos la estamos tragando y la estamos respirando. Y que en un ecosistema finito, como bien denunciaba Greta Thunberg hace pocos días, el crecimiento infinito… es un cuento de hadas.

Se está discutiendo mucho sobre cómo podemos corregir ese bug a nivel regulatorio, pero mientras tanto cada empresa debe parchearlo a su manera.

Y eso implica, por una parte, que la responsabilidad social y medioambiental pase de ser un adorno que cuelga de Comunicación a una condición higiénica que esté presente en todas las actividades de la empresa.

Y eso implica que se deban rendir cuentas sobre ello.

Y eso implica que las empresas definan y pongan en claro un propósito de orden superior al de generar beneficio económico.

Solo tengo un bloque amarillo y podríamos empaquetar en él muchos propósitos, pero imponer propósitos desde fuera no funciona. Descubrir, o redescubrir, tu propósito no es una tarea de consultoría, es una tarea de liderazgo. Y es, posiblemente, la tarea más importante y más urgente para las personas que ocupan los máximos liderazgos en las compañías.

Solo voy a poner una pista, un sitio donde empezar la búsqueda de propósitos: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Y le diría a cualquiera que ejerza el liderazgo en una organización, que si no lo ha hecho ya, que busque entre estos diecisiete objetivos aquellos que se correspondan mejor con la historia y la cultura de la organización, y que pongan la compañía a su servicio. Porque cuando tienes un buen propósito, tus empleados, tus clientes, tus colaboradores, todo el Universo se pone a conspirar en tu favor. Porque con un buen propósito, todo es posible.

El futuro no se predice; se produce

Así que… Más que móviles, más que ágiles, más que fáciles, más que rentables. He querido mostraros algunos ingredientes en la nevera del mundo postdigital — seguro que hay otros — y quiero animaros a que descubráis otros, a que penséis en qué recetas queréis hacer, y a que disfrutéis cocinándolas. Porque el futuro no se predice. Porque el futuro no cae sobre nosotros como una especie de fenómeno atmosférico. El futuro se produce, se hace; y se hace conociendo y usando tecnologías, formas de trabajar y organizarse, propuestas de valor, y propósitos.

Y usándolos de forma deliberada y responsable.

Muchas gracias.

(y gracias también a la gente de Erretres, a la gente de Planner Media, al paciente público, y muy específicamente a la gente que tuvo que editar el vídeo, que debe de haber sido el trabajo de edición más puñetero que han hecho en mucho tiempo).

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César Astudillo

Actualmente haciendo trabajo de campo etnográfico en Sol 3