El problema

César Astudillo
3 min readFeb 17, 2017

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(Cuento basado en esta fotografía de Weronika Gesicka)

— Eurídice.

— ¿Otra vez? No me lo puedo creer.

Caronte abrió la mano y dejó libre el cilindro cromado, haciendo volver la luz. Al cliente apenas le llevó unos segundos emerger. Adaptarse de nuevo al verdadero sabor de su propia boca le produjo una breve mueca de asco, como si por una fracción de segundo la bóveda de su paladar hubiera pegado un grito de sorpresa al verse ocupada por la lengua húmeda de otro. Pasaba casi siempre.

— Espero que esta vez sí hayas usado la palabra de seguridad para lo que es. Para una emergencia.
— Ya solo me falta hacer un último cambio. El último.
— El último, el último. Llevamos como cinco o seis veces que es el último, joder.
— Oye, no te enfades, yo pago el precio completo cada vez ¿no?
— Es que no es por eso. Es que no es por eso. Mira, yo es que así no trabajo.

Caronte se encendió otro cigarrillo.

— Te lo prometo, te lo juro, que esta sí que es la última vez.
— Tú dime lo que quieres ahora.
— Es la forma en que me mira. Por un momento es lo que tiene que ser, ella está fascinada por mí, ¿sabes? Está pasando algo maravilloso entre nosotros. Pero entones la miro y no son los ojos de alguien que se está enamorando, se convierten en los ojos de una loca, de alguien que ha perdido el contacto con la realidad, ¿sabes lo que te digo? O como los de alguien que actúa. Que sobreactúa, incluso.

Caronte posó el cigarrillo con cuidado, echó el humo en un soplido largo, y empezó a tirar de los electrodos fijados al cuerpo del cliente, que se despegaban uno a uno con un “pop” de vacío. Le dio un pañuelo de papel para que se limpiara el gel conductor.

— Mira. Orfeo. A ver. Yo te puedo cobrar cada inmersión al precio completo, meter los cambios que tú quieras, y sacar el doble de caja esta noche. Pero no lo voy a hacer. Porque te estaría engañando.
— ¿Por qué dices eso? Es casi perfecta.
— No es casi perfecta. Es perfecta, Orfeo. El problema no lo tiene ella. Lo tienes tú. Pasa con alguno de vosotros y no tiene remedio.
— ¿El qué pasa?
— No os metéis en la historia. Habéis perdido la capacidad de suspender la incredulidad. No te enfades. Y lo que es peor, no os pasa solo aquí en inmersión. Os pasa en la vida real. Vamos a ver, ¿a que cuando estás hablando con otra persona se te va la pinza y empiezas a salirte, a perderte en pensar que tiene la nariz ligeramente asimétrica o en que está sonando una canción a lo lejos que crees que has oído alguna otra vez, en lugar de estar inmerso en lo que la puta persona te está puto diciendo?
— Pero eso le pasa a todo el mundo ¿no?
— No como te pasa a ti, Orfeo, Mira las gráficas, joder. Te pasas casi toda la inmersión en ciclo phi. Pero no solo en la inmersión. Aquí fuera también.

Caronte echó otra calada al cigarrillo y empezó a apagar los subsistemas.

— Mira, yo no sé si tienes que hacer mindfulness, yoga, o que te follen como es debido. Pero no vuelvas por aquí hasta que te hayas arreglado el problema, y nosotros no te lo podemos arreglar. No te metes. Te metes por un segundo y luego te sales. No tienes fe en nada.

El cliente detuvo sus movimientos con la camiseta a medio poner.

— Cuando ella estaba conmigo, yo sí que tenía fe en todo. Por eso he venido con vosotros.
— No te enteras, ¿verdad? La perdiste. La has perdido. No va a volver. Punto pelota. Y no porque no la podamos sintetizar aquí. Esto es última generación, aquí podemos hacerlo todo. El problema no es que no te creas esto. El problema es que ya no te crees la vida.

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César Astudillo
César Astudillo

Written by César Astudillo

Actualmente haciendo trabajo de campo etnográfico en Sol 3

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